El síntoma es la manifestación subjetiva de una enfermedad física o emocional. En medicina, se entiende como la expresión perceptible de una enfermedad subyacente; por ejemplo, la fiebre puede ser señal de una infección. En psicología, síntomas como la ansiedad, el insomnio, una mala relación con la comida, las fobias o los altibajos emocionales son ejemplos comunes.
¿Qué función cumple el síntoma? ¿Para qué me sirve?
En psicología, cada perspectiva comprende el síntoma de forma distinta y propone diferentes maneras de abordar los efectos negativos que causa en la persona.
La teoría psicoanalítica explica que el síntoma aparece como una forma de sustitución de lo que permanece en el inconsciente.
Desde la perspectiva conductual, el síntoma se estudia de manera sistemática y observable, sin tener en cuenta los estados mentales internos como las emociones o la cognición.
El enfoque cognitivo plantea que el síntoma no solo se entiende desde lo conductual, sino que también intervienen variables relacionadas con los procesos mentales superiores.
En la terapia EMDR, el síntoma se entiende como una consecuencia de la experiencia traumática vivida por la persona.
Como psicoterapeuta sanitaria y terapeuta EMDR, defino el síntoma como un mecanismo que ayuda a mantener alejados una idea, un recuerdo, una creencia o un conflicto no resuelto que resulta intolerable para la persona.
El paciente es consciente del síntoma, pues es el motivo de sufrimiento que lo lleva a iniciar una terapia, con el objetivo de aliviar el malestar y encontrar una solución al dolor.
Sin embargo, el síntoma transmite mensajes encubiertos que resultan difíciles de interpretar por uno mismo, y una de nuestras principales labores como psicoterapeutas es escucharlos y darles voz.
El síntoma es el mensajero del malestar: nos advierte que existe algo sin resolver y, hasta que no logremos elaborarlo, continuará manifestándose con el tiempo, ya sea a través de ese mismo síntoma o de otros asociados.
Durante el proceso psicoterapéutico, la exploración del síntoma nos permite acercarnos al núcleo patógeno, es decir, al verdadero origen del malestar.
Por este motivo, en lugar de intentar erradicar el síntoma, lo que se busca es trabajar con él y a través de él. Esto se debe a que, si elimináramos el síntoma por completo, solo obtendríamos soluciones a corto plazo y no una cura integral, la cual requiere un proceso y tiempo de elaboración.
Por lo tanto, es importante que el paciente comprenda por qué se ha construido el síntoma y de qué manera se ha mantenido a lo largo del tiempo.
Desde esta forma integrativa de trabajar el síntoma, en la que todo tiene un sentido para el paciente, se acompaña a la persona hacia la comprensión y resolución de su malestar mediante la escucha, incorporando diferentes técnicas según las necesidades de cada caso. Y finalmente, surge una pregunta clave que guía este proceso: ¿qué hay en el lugar que está ocupando el síntoma?
Muy buen articulo, sigue escribiendo así de bien
Que planteamiento tan interesante, el síntoma como mensajero del malestar. Brutal💗
Gracias Oskitar
Gracias Jorge
Todo lo que aportas tiene una consistencia perfecta. Orgullo
🙂
Después de mi tratamiento con Eugenia, solo puedo decir que es una profesional entregada en su trabajo, y que gracias a ella, percibo y siento las cosas dándoles un sentido compasivo hacia mi misma.
Un abrazo con mucho cariño.
Blanca, fue un placer acompañarte durante tu proceso. Un abrazo
Verdaderamente da gusto leer lo que escribes porque las personas se pueden identificar con síntomas que tienen emocionales sin ellos a lo mejor sin saber que ellos lo tienen. Espero el próximo que escribas ♥️
🙂
Que suerte el poder tener compañeras de profesión así ☀️
Buen artículo uge🫂
El sentimiento es mutuo. Un abrazo
Es fascinante cómo describes el síntoma, no como algo a eliminar rápidamente, sino como un mensajero que nos ayuda a entender conflictos no resueltos. En lugar de suprimirlo, trabajar con él parece clave para lograr una sanación más profunda y duradera. Un enfoque muy enriquecedor.
Muchas gracias Joan por las palabras. un abrazo